La Enfermedad de la Válvula Mitral (EVM) es una de las afecciones cardíacas más comunes en perros, especialmente en razas pequeñas y de mediana edad. Esta dolencia crónica y progresiva afecta el funcionamiento adecuado del corazón y tiene un impacto significativo en la calidad de vida de las mascotas. En este artículo, exploraremos en profundidad qué es la Enfermedad de la Válvula Mitral, cuáles son sus causas, síntomas y factores de riesgo.

 ¿Qué es la Enfermedad de la Válvula Mitral en perros?

La Enfermedad de la Válvula Mitral (EVM) es una afección cardíaca degenerativa que afecta principalmente a perros de razas pequeñas y medianas, aunque también aparece en cualquier tamaño o raza. Esta enfermedad se produce cuando la válvula mitral, que regula el flujo sanguíneo entre la aurícula izquierda y el ventrículo izquierdo del corazón, comienza a deteriorarse o engrosarse con el tiempo. Este desgaste impide que la válvula cierre adecuadamente, lo que provoca una fuga de sangre hacia la aurícula cuando el corazón late.

La alteración en el flujo sanguíneo deriva en una sobrecarga para el corazón, forzándolo a trabajar más de lo necesario y, con el tiempo, causando insuficiencia cardíaca congestiva si no se trata. La EVM es la causa más frecuente de problemas cardíacos en perros mayores, representando hasta el 70% de las enfermedades cardíacas caninas.

Causas de la Enfermedad de la Válvula Mitral en perros

La Enfermedad de la Válvula Mitral no tiene una única causa definida, pero existen varios factores que influyen en su desarrollo:

  • Envejecimiento: es más común en perros mayores, ya que el deterioro de las válvulas cardíacas es un proceso que se acelera con la edad.
  • Razas propensas: algunas razas pequeñas, como el Cavalier King Charles Spaniel, el Caniche y el Yorkshire Terrier, tienen una predisposición genética a desarrollar EVM. En estas razas, la enfermedad podría aparecer a una edad más temprana.
  • Factores genéticos: los antecedentes familiares de enfermedad cardíaca también aumentan la probabilidad de padecer esta afección.
  • Cambios degenerativos: con el tiempo, las fibras de colágeno que componen la válvula mitral se debilitan, provocando su mal funcionamiento. Este proceso se conoce como degeneración mixomatosa.
  • Problemas secundarios: otras enfermedades, como infecciones bacterianas o inflamaciones, afectan indirectamente a las válvulas del corazón, aumentando el riesgo de aparición de la EVM.

Fases y síntomas de la Enfermedad de la Válvula Mitral en perros

La EVM es una Enfermedad progresiva que avanza en fases, desde un estado inicial asintomático hasta una etapa crítica con insuficiencia cardíaca evidente. Reconocer los síntomas en cada fase es clave para actuar a tiempo:

Fase 1: Sin síntomas aparentes (Etapa inicial)

En esta etapa, la enfermedad está presente, pero el perro no muestra signos visibles. Sin embargo, el veterinario sería capaz de detectar un soplo cardíaco durante una revisión de rutina.

Fase 2: Síntomas leves (Etapa compensada)

El corazón comienza a trabajar más para compensar la fuga en la válvula. Algunos síntomas iniciales incluyen:

  • Tos leve, especialmente por la noche o después de ejercicio.
  • Cansancio o intolerancia al ejercicio.
  • Respiración ligeramente más rápida.

Fase 3: Síntomas moderados (Etapa de descompensación leve)

Aquí los signos se vuelven intensos y afectan a la calidad de vida del perro:

  • Tos persistente.
  • Fatiga extrema tras realizar actividades cotidianas.
  • Dificultad para respirar, incluso en reposo.
  • Pérdida de apetito.

Fase 4: Síntomas graves (Insuficiencia cardíaca congestiva)

En esta etapa avanzada, la insuficiencia cardíaca es evidente y requiere atención veterinaria urgente:

  • Abdomen hinchado debido a acumulación de líquidos (ascitis).
  • Desmayos o colapsos ocasionales.
  • Lengua o encías azuladas, signo de falta de oxígeno.
  • Jadeo constante y dificultad severa para respirar.

Tratamientos de la Enfermedad de la Válvula Mitral en perros

Aunque la Enfermedad de la Válvula Mitral no tiene cura, existen tratamientos eficaces para controlar sus síntomas, ralentizar su progresión y mejorar la calidad de vida del perro:

  • Medicamentos cardíacos: los fármacos como los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA), diuréticos y betabloqueantes son esenciales para reducir la carga de trabajo del corazón, controlar la acumulación de líquidos y estabilizar el ritmo cardíaco.
  • Modificaciones en la dieta: las dietas bajas en sodio ayudan a reducir la retención de líquidos, disminuyendo la presión sobre el corazón. Además, los suplementos de ácidos grasos omega-3 y antioxidantes son muy beneficiosos para la salud cardíaca.
  • Control del peso: mantener al perro en un peso adecuado minimiza el estrés en el sistema cardiovascular.
  • Seguimiento veterinario regular: las revisiones frecuentes permiten ajustar el tratamiento según la evolución de la enfermedad. Además, las ecografías y radiografías son fundamentales para evaluar el tamaño del corazón y la presencia de acumulación de líquidos.
  • Cirugía: en casos muy específicos y avanzados, la cirugía para reemplazar o reparar la válvula mitral podría ser una opción. Sin embargo, este procedimiento es poco común y suele realizarse en centros especializados.

Diagnóstico de la Enfermedad de la Válvula Mitral en perros

Uno de los aspectos más importantes en lo referente a la EVM es realizar un diagnóstico temprano que permita establecer un plan de tratamiento efectivo. Para ello, los pasos habituales incluyen:

  • Examen físico: durante una revisión, el veterinario puede detectar un soplo cardíaco mediante un estetoscopio. Este hallazgo inicial es clave para iniciar pruebas más avanzadas.
  • Radiografías torácicas: ayudan a evaluar el tamaño del corazón y detectar acumulación de líquidos en los pulmones.
  • Ecocardiografía: es la prueba más precisa para confirmar la enfermedad, ya que permite observar en detalle el funcionamiento de la válvula mitral y el flujo sanguíneo.
  • Electrocardiograma (ECG): este estudio mide la actividad eléctrica del corazón y detecta arritmias.
  • Análisis de sangre: aunque no diagnostican directamente la EVM, son útiles para descartar otras enfermedades y evaluar el estado general del perro.

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